domingo, 27 de diciembre de 2015

Una noche.

En un cuarto obscuro, donde la luz de la luna y las estrellas alumbran nuestras siluetas. 
Claramente veo sus ojos, observando los míos, llenándome de inseguridades que no tienen fundamento.Y lo único que se mantiene estable, es la voz de mi conciencia, que me trata de explicar lo que percibo.

En una situación como esta, lo más coherente sería dejar que las infinitas posibilidades de sucesos, dejen que nuestras mentes razonen en el siguiente paso a tomar. Sin embargo, estamos tan concentrados en vernos, que el azar domina nuestros seres. De tal manera, que ninguno de los dos notó cuando nuestras manos se encontraron y empezaron a comunicarse.

El idioma que usan, son las caricias lentas entre los antebrazos, y nos van llevando en su dominio poco a poco. A estas alturas, las inseguridades se han convertido en la conocida e incómoda sensación de mariposas en el estómago, que me persuaden a querer más. El escenario negativo solo radica en que no sé que más quiero. ¿Más de sus manos? ¿Más de su mirada? ¿Más de lo que desconozco?
Soundtrack de ese momento.

En medio de una plática informal, casual, empezamos por desnudar el alma. ¿Mencioné que su risa es tan dulce que no podría asumir el papel de dejar de escucharla? Bueno. Así es como uno empieza a sentirse enamorado, no a enamorarse. Al menos, eso me repetía. Fue hasta después, cuando la luna se puso en medio del ventanal, que descubrí lo que realmente estaba pasando entre los dos.
La botella de vino a penas iba por la mitad, así mismo la conversación llegaba a su final, y la incómoda pregunta llegó a mi mente. Después de ver su silencio, me di cuenta que no me la había hecho yo. “¿Qué es lo que estamos haciendo?” No tenía idea de cómo o qué responder. Solo sabía que me gustaba, y que ella me enamoraba a mí. Desconocía si mis esfuerzos por conseguir lo mismo de su parte, estaban funcionando. Segundos después, mis labios encontraron los suyos.
La luna asciende, y la luz se atenúa.

De haberme encontrado con una resistencia, o alguna interrupción, me habría detenido. Fue el hecho de que sus manos se posaran alrededor de mi rostro lo que hizo que me acercara más. Después de terminado el beso, solo escuche más preguntas.

“¿Por qué hiciste eso?

¿No me vas a responder lo otro?”

¿Qué tienen algunas personas en contra de dejarse llevar por el momento? 

Respondí lo que había concluido que quería decir:

Me encuentro tan enamorado de ti, de tus ojos, de tu cuerpo, de tu personalidad. No quiero dejarte nunca. Eres la culpable, y debes de hacerte responsable. Tal vez sea el vino hablando, tal vez no. Podrás entenderlo o no, y de eso depende tu voluntad; pero cuando llegamos a este hotel, en medio de la noche, yo no tenía idea de que es lo que iba a pasar. Ahora solo sé que eres la persona con quien más congenio, y con la que me encantaría pasar mi tiempo. 


Su silencio era una navaja que cortaba cada una de mis palabras. No fue hasta que vi cómo se abría su boca lentamente para emitir una ligera muestra de sonido, que me sentí más tranquilo. “Ven. Vamos al cuarto.”
Soundtrack del momento.

La luna empezaba a meterse, y la obscuridad empezaba a salir entre lo que todos temen, pero aún así conocen. Los callejones, silenciados por la obscuridad, eran testigos de lo que las personas hacen a esas horas. Ladrones huyendo de la policía, niños y jóvenes desvelándose, adolescentes ebrios haciendo estupideces tal cual las hicimos todos de jóvenes, padres discutiendo sobre finanzas familiares, y parejas enamoradas entregándose.

Podría decir que fue muy rápido el suceso, y que probablemente no terminamos de conocernos. 

¿Quién aseguraría, entonces, que conoce el tiempo y momento perfecto para definir que dos personas ya son íntimas?

Nadie.

Es por eso que hay personas que comunican su amor a las dos semanas, y hay quién lo hace a los dos meses, o dos años.

Yo solo me atrevo a decir, que mientras haya una interacción, como la de esa noche, en la que te entregas sin miedo, es que puedes sentir amor. Dejando a un lado a experiencia. Porque, ¿quién quiere revivir erróneos pensamientos y falsos sentimientos?

Por eso, habría que vivir cada nueva relación como la primera, y dejar que lo que nos hace humanos salga deslumbrar a esa persona que queremos a nuestro lado.


El sol se postra sobre el horizonte.

Regresamos a la estancia por un cigarro.

La cara de enamorados (bueno tal ves era algo mas extraño que la ficción) era más que obvia.

Y no sabíamos si debíamos esperar al amanecer, o quedarnos por conservar aquel placer. La botella de vino ya estaba vacía, obviamente.


Pregunté si quería más, y fue cuando encontré una vez más su sonrisa, viéndome llena de gracia, enamorada, que tenía completa certeza de que algo importante y nuevo había llegado a mi vida.
“Vamos a ver si en la tienda todavía nos venden cerveza.”

Esto sucedió hace ya un año, en una cita, en una conversación que llevo a varios lados, el pensar que todo comenzó cuando recibí un whatsapp diciendo "hola, como estas?" me hace pensar que las grandes historias, momentos y recuerdos nacen de las cosas mas simples de la vida.

Fue una gran noche, madrugada y despertar. (Soundtrack de ese momento)




Al día siguiente fuimos a desayunar a un lugar cercano, una de esas franquicias gringas que tanto abundan en el país. Amanecí sin dinero lo cual me tenia demasiado avergonzado, ella lo noto y tan amablemente y de una manera tan fresca me dijo "yo invito" fue algo grandioso, el desayuno prosiguió con pocas palabras, no eran necesarias después del momento tan intimo que tuvimos.

Esa noche simplemente todo paso tan rápido, tan lleno de química y momentos que jamas olvidare, después de esa gran noche, las cosas no volvieron hacer las mismas, ella regreso a su lugar de origen y yo me quede en el mismo lugar de siempre, constantemente hablábamos de vernos, visitarnos y ver que día podríamos los dos arreglar y concordar nuestras agendas para vernos, nunca paso motivo por el cual esta historia termino en recuerdo.



Actualmente ella vive una vida exitosa resultado de su arduo trabajo y buenos resultados, tiene una pareja estable, que la quiere y comprende, no podría estar mas feliz por ella.

Yo simplemente vivo mi vida como siempre, sin ataduras, sin dolor, siendo reservado y distante en mis emociones, tratando de ser un ser lógico y racional, hasta ahora me ah ido bien.

Y así es como fue hace ya un año, mi querida aby, siempre te llevare en mi mente en esa noche tan llena de buenos momentos.



Yo seguiré aquí, en esta ciudad de recuerdos.




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